martes, 6 de abril de 2010

Felicitaciones para mí


Y si no me felicito yo, ¿quién?

Con el comienzo de abril, cumplí un mes de asistir religiosamente a las clases de pilates. Sí, ya sé que para algunos esto puede resultar una nimiedad, una pavada o hasta un placer. Pero no para mí, que tengo colgada al lado de mi escritorio de trabajo, mi frase de cabecera preferida: "Mi único deporte es dejarme golpear por el agua de la ducha cada mañana" (Pepe Blanco).

No para mí, que probé yoga, steps, aqua gym y otras varias formas de mantener el cuerpo en movimiento, y que no llegaba a la segunda clase.

No para mí, que en el secundario -y merced a certificados truchos- lograba eximirme de gimnasia.

Pero lo que no pudo el placer o la voluntad, lo pudo el traumatólogo, diciéndome que si no empezaba ya mismo con algo, mi hernia lumbar terminaría en un quirófano.

Y acá me ven, asistiendo todos los martes por la mañana a las clases de pilates, rogándole a la profesora que tenga piedad de mí y tratando de suspender lo menos posibles las caminatas aeróbicas que me empujan a hacer mis amigas Claudia y Norma los lunes, miércoles y viernes.

Sí, ya sé, debería también abandonar las danzas de la lluvia, que también practico religiosamente en esas fechas, para que las inclemencias del tiempo no me hagan sentir tan culpable de suspenderlas...).

1 comentario:

  1. !!!! FELICITACIONES!!! Pero seguí trabajando ese hermoso físico para un futuro feliz y saludable.Besos Má

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