domingo, 4 de abril de 2010
El don de saber escuchar
Hoy recibí un mail con un texto que -aseguraba- era del siglo XVII. No sé si la fecha será cierta o no, pero el texto es taaaan actual...
"Señor, tú sabes mejor que yo que estoy envejeciendo y un día seré vieja.
No permitas que me haga charlatana y, sobre todo, adquiera el hábito de creer que tengo que decir algo sobre cualquier tema, en toda ocasión.
Libérame de las ansias de querer arreglar la vida de los demás.
Que sea pensativa pero no taciturna, solícita pero no mandona.
Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla toda. Pero tú sabes, Señor, que quiero que me queden algunos amigos al final.
Mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles.
Dame las alas para ir derecho al grano.
Sella mis labios para que no hable de mis achaques y dolores. Ellos van en aumento con el pasar de los años, como también mi gusto por recitarlos.
Pido la gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos.
Enséñame la gloriosa lección de que a veces es posible que esté equivocada.
Mantén en mí una razonable dulzura.
Es difícil convivir con ellas, pero una vieja amargada es una de las obras supremas del diablo.
Ayúdame a extraer de la vida toda la diversión posible. Nos rodean tantas cosas divertidas que no quiero perderme ninguna."
El don de saber escuchar al otro. La capacidad de reconocer los propios errores. No hay nada que me provoque más rechazo que verme obligada a relacionarme con gente incapaz de saber escuchar al prójimo o de reconocer que las opiniones o la forma de vida del prójimo pueden llegar a ser válidas aunque no coincidan con las suyas. Y me da la impresión de que últimamente esta obligación va en aumento.
El problema se da cuando esas incapacidades aparecen en gente con las que uno se ve obligado a tratar, ya sea por trabajo o por relaciones familiares. Por suerte, la madurez me ha dado -entre otras cosas- la serenidad y la resolución como para meter un "el hecho de que no pensemos igual no quiere decir que lo mío no sea válido" o "No hay una sola forma de ver las cosas, por lo que podemos tener razón las dos, aún viendo la situación desde veredas opuestas".
En fin, las relaciones humanas. Todo un desafío...
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QUE BUEN MAIL!!!! LA VERDAD YA LO COPIE Y SE LO REMITI A MI TIA!!! MUY BUENO PARA QUE LO LEAN GRANDES Y CHICOS!
ResponderEliminarTE FELCIITO POR EL BLOG
SALUDOS
CANDE
www.lecoindecanduche.blogspot.com
¡Gracias por el elogio, Cande! Me da mucho placer escribir en mi blog, y tu comentario es una caricia para el alma. Un beso.
ResponderEliminarEste texto es muy conocido,dice muchas verdades,pero en lo referente a las viejas te diré que no son las únicas charlatanas,y si lo son,tienen una razón:HACERSE NOTAR QUE EXISTEN TODAVÏA...Besos.Má
ResponderEliminarque maravilla, es una oracion que tendria, que repetir todos los dias... (yo) por supuesto y algunas personas que conozco.....
ResponderEliminarbuenisimo Adriana...
Gracias, doña "Anónima". Pero para la próxima, presentémonos: cuando firmes, escribí tu nombre. Ah, y yo soy Andrea, no Adriana, jajaja... Beso!
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