lunes, 5 de abril de 2010

Discrepo


Siempre me jacté por ser la defensora número uno de mi propio derecho a decidir sobre mi vida y mi cuerpo. Nadie puede meterse en ello y decidir por mí cuando a mi cuerpo, mi salud e integridad se refiere.

Pero discrepo con este juez cordobés, que declaró que ir sin casco y sin cinturón de seguridad no es una falta, ya que se trata de una decisión personal.

Sí, obviamente se trata de una decisión personal, pero cuyas consecuencias pueden perjudicar al prójimo. Si por transgredir estas normas, una persona termina malherida, se espera que una ambulancia pase a rescatarlo y que los médicos y los insumos hospitalarios lo aguarden para tratar de salvarle la vida. Después, también, una cama de hospital para restablecerse. Ambulancias, médicos, insumos y cama hospitalarios que pagamos entre todos y que bien podría necesitar cualquiera de nosotros por una dolencia o un accidente que nada tenga que ver con la transgresión de estas dos normas.

Por eso, cada uno es libre de atentar contra su propio cuerpo y su propio bienestar... siempre que no termine perjudicando al prójimo.

1 comentario:

  1. nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demas..

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