sábado, 27 de agosto de 2011
ASÍ, NO
Durante este segundo cuatrimestre del año, al pequeño de la familia le tocó cursar -entre otras materias- una los sábados a las 7 de la mañana. Pensando en que tiene un viaje considerable (unos 45 minutos), hay que levantarse un poco antes de las 6. Quizás seré una madre obsesiva, pero odio que se vayan sin mi saludo de los buenos días. Es más, él no se iría sin el saludo porque seguiría de viaje si no voy a despertarlo.
La cuestión es que de un tiempo a esta parte, los sábados ya no son lo que eran. Eso sí, cuando terminamos con el almuerzo, llega la calma. Y con ella, una buena siesta... que hoy se vio interrumpida por un llamado telefónico.
¿Quién puede ser el desubicado que llame a una casa de familia un sábado a la hora de la siesta (a eso de las 16)?" -pensé antes de atender el teléfono. No cabía en mi furia cuando escuché, del otro lado, una de esas monótonas voces repitiendo un texto memorizado: "Buenas tardes, hablo con la señora Andrea Zablotsky? La llamamos del Banco Piripipí para comentarle que por su buen comportamiento se le ha adjuicado un préstamo de..."
Obviamente que no pude despilfarrar mi acostumbrada cortesía, porque de la mente no me surgían más que insultos. Le expliqué, lo más tranquila posible, que no me interesaba ningún préstamo y que me parecía ridículo el día y horario que elegían para hacer promociones. "Es mi horario de trabajo" me respondió. Antes de cortarle, le contesté "Yo me levanto todos los sábados antes de las 6, así que no me interesa tu horario de trabajo. Lo que me interesa es que me borren de la base de datos y no vuelvan a llamarme más".
¿Les habrá quedado claro?
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