domingo, 9 de mayo de 2010
Para abrazarte mejor
Es una característica de mi cuerpo. Siempre lo fue, desde chica. Y lo heredó mi hijo menor. Tenemos los brazos muuuuy largos.
Son cómodos. A la hora de buscar algo en las alacenas, de agarrar algo alto de los supermercados, para cambiar lamparitas, agarrarse del palo más alto de los colectivos, alcanzar a cualquier libro de una biblioteca... y para abrazar mejor.
Pero una de cal y una de arena: a la hora de comprar sweters, tener brazos tan largos es un problema. Hoy me compré un saco (verde, precioso) y me sorprendieron sus largas mangas. Se lo comenté a la dueña del local y me dijo que sí, que ese modelo se ideó... ¡para usar con las mangas arremangadas!
No era mi caso, obvio. Eso me hizo acordar de cierta ocasión, en que me quise comprar un conjunto de saco y pantalón y al probarme el saco y notar que las mangas me quedaban cortas, se lo comenté a la vendedora, a lo que ella me respondió "Es que acá vendemos talles normales".
¿Y dónde está el manual sobre la normalidad, digo yo?
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