sábado, 28 de marzo de 2009
¡Basta de retos!
De chica, me retaba mi mamá. Después, mis maestros. Más tarde, mis hijos. A veces, mis amigas. ¡Pero esto ya es “el acabose”!
La semana pasada amanecimos con una desagradable noticia: el lavarropas no funcionaba. Llamé al service quien, después de un par de días, pasó a visitarnos.
Estuvo 5 segundos por reloj revisando el aparato, me cobró $100, me miró a los ojos –con un alambre en sus manos- y me explicó: “Este alambre de corpiño estaba trabando el tambor.” Para después seguir, con cara seria y voz de reto: “¡Antes de poner los corpiños en el lavarropas, tiene que fijarse que estén bien cosidos!”
¿Alguien más, para retarme? A la cola…
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Hola Hija mía Yo no te podría haber retado porque jamás pondría un corpiño en el lavarropas.Pero tampoco permitiría que ese mal educado del service te retara...ja ja ja -Besos
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