viernes, 21 de octubre de 2011

Avisados estáis


El lugar: Subte D, Ciudad de Buenos Aires, en horas de la mañana, con todo lo que ello implica (léase, apretujones varios).

La anécdota: Me subí en la Estación Pueyrredón y me dirigía a la Estación Tribunales. Una vez adentro, la voz de la conductora se empieza a escuchar a través de los parlantes: "Por favor, cuiden sus pertenencias durante el viaje". Qué amabilidad, pensé. Pero no. A los cinco minutos, el speach se volvió a escuchar: "Por favor, cuiden sus pertenencias durante el viaje". Y así una y otra vez, "Por favor, cuiden sus pertenencias durante el viaje". Todos agarraban sus carteras, bolsos y portafolios y miraban al que estaba cerca, con cara de sospecha. Después de unas seis o siete veces de escuchar lo mismo, un señor parado al lado mío me explicó: "Esto pasa cuando el conductor ve subir a alguien a quien ya tienen marcado como punguista y da aviso para prevenir."

Digo yo, ¿no sería mejor colgar en los vagones un simpático cartelito que rece "La empresa ser reserva el derecho de admisión" y no permitir que suba? ¿O sería algo tomado como discriminación y el punguista elevaría una denuncia al Inadi? ¿Acaso los Casinos no lo hacen?

miércoles, 19 de octubre de 2011

¡Aviso!


Como la empresa donde trabajo me debía una semana de mis últimas vacaciones, por el cúmulo de trabajo no me la podía tomar y me venían bien unos manguitos extras, acordé cobrarla. Volví feliz a casa con unos pesitos de arriba en mi cartera.

A la semana... se descompuso el calefón. Ok, service, presupuesto onerosísimo y yo bastante contenta de tener ese dinero extra para cubrir el arreglo.

Hoy me levanté y descubrí que el lavarropas no funciona. Ya llamé al service, que prometió venir esta semana, previa información del costo por la visita, sin considerar el arreglo.

Por las dudas aviso: con esto se termina el dinero extra de esa semana de vacaciones. El año que viene, sea como sea, me las tomo. Basta, please.

martes, 18 de octubre de 2011

Creer o reventar


El otro día, en el gimnasio, unas señoras comentaban la experiencia que había vivido una amiga de ellas: haciendo aparatos sola, a las 7 de la mañana, en el piso de arriba, había visto... ¡un fantasma enfrente suyo! Según parece, era todo verde.

Algunas -las más miedosas- escucharon la anécdota con cara de susto. Otras -las incrédulas- nos mirábamos sonrientes. Claro, eso dio pie a muchos otros comentarios relacionados con el tema: "que cuando llega la recepcionista bien temprano escucha ruidos extraños", "que el gimnasio es una casa vieja reciclada y ahí vivía una familia que se ve que no terminó de irse", "que hay puertas misteriosas por las que nadie pasa y escaleras escondidas que nunca son usadas", etc.

Hasta aquí, lo que llamaría yo una simpática charla de gimnasio.

Lo turbio llegó después. Mi marido necesitaba renovar su cajón de ropa interior, así es que compré un calzoncillo caríííísimo, que lavé, colgué en el tender y, una vez seco, doblé y puse en la cima de una pila de ropa destinada a guardarse. Después de hacer algunas otras cosas en el hogar, grande fue mi asombro cuando volví a la mesa para tomar la pila de ropa para guardarla y noté que la nueva adquisición ya no estaba en la cima.

Desconfiando de mi memoria, revisé entre las otras prendas, en el piso, en el tender, en los placares, en el cajón de ropa interior... pero nada.

Han pasado cinco días desde aquel momento. Digo yo, ¿me habré traído del gimnasio al hombre de verde?

Y lo más importante, ¿para qué ¡!#$%/&* necesita un fantasma llevarse un calzoncillo?

sábado, 8 de octubre de 2011

Para el freezer


La última vez que fuimos al Cinemark Palermo, nos entregaron unos vouchers con descuentos. Uno, que era para usar los fines de semana, consistía en un par de entradas con dos packs de pochoclo al mismo precio que dos entradas comunes. Como es casi imposible conseguir entradas en ese cine para el mismo día fui hoy, sábado, para comprar las entradas para mañana, domingo. Todo perfecto, el voucher aceptado, salvo que cuando me entregan los tickets de compra, la empleada me indica, con suma amabilidad:

"Los vouchers para el pochoclo son para canjear en el día de la compra".

¿Será para que los guarde en el freezer hasta el día de la función?

¡Incoherentes!

Cosas de chicos


Diálogo entre un padre y su hijo, de unos 6 años, que escuché mientras hacía la cola en el Cinemark Palermo para sacar entradas:

Hijo: Mirá, pá. Dan una película que se llama "Juan y Eva".

Padre: Sí. ¿Y?

Hijo: Que se equivocaron. Es "Adán y Eva".