jueves, 21 de enero de 2010
No hay nada que me dé más rabia...
... que ver en las vidrieras, cerca ya de fines de enero, la ropa que me compré en diciembre, a la mitad de lo que la pagué en aquel entonces.
¿Hay algo que dé más rabia que eso?
martes, 19 de enero de 2010
Me vieron la cara
Noches pasadas volvía a casa tarde, después de una larga y reñida reunión de consorcio. Sin ganas de preparar la cena encontré un voucher de descuento para "Pollos Trak" que "me había ganado" por comprar en Disco y decidí llamar para pedir un pollo al spiedo con papas rejilla, que un tiempo atrás ya habíamos probado de comprar (directamente en el negocio).
En aquella ocasión abonamos $42 por la compra. Al llamar esa noche, me informaron que, con el descuento incluido, debía abonar por el pedido... ¡$42!
"¡¿Cómo puede ser?!" pregunté, luego de explicar que mi sorpresa se debía a que había abonado la misma suma al comprarlo sin el voucher de descuento, a lo que la empleada me respondió:
"Sucede que por delivery es más caro y con el descuento, se llega al mismo valor".
Acto seguido, decidí ir al local a comprar el susodicho pollo al spiedo, con el voucher correspondiente, para poder gozar del descuento sobre el precio más económico. Cuando le expliqué a la empleada mi decisión, me respondió:
"Ah no, pero el voucher de descuento rige sólo para compras con delivery"
Grrrr.....
Con la cabeza en otra parte
Ayer, mientras cenábamos, Flor estaba hablando de un tema muy científico del que se había enterado jugando al Carrera de Mente: el exótico lugar donde los pulpos tienen el pene (resultó estar en uno de los tentáculos).
Lo gracioso eran las otras opciones que daba el juego. Una de ellas decía "en la frente". Fue por eso que todos empezaron a aventurar incomodidades del pobre pulpo si así fuese, hasta que yo -con la cabeza vaya uno a saber dónde- intervine con la siguiente idiotez: "¡Pobre! Si lo tuviera en la frente, ¿se imaginan qué incómodo para hacer pis en el inodoro?" (acompañando esta estúpida frase con un gesto en el que miré hacia abajo con mi cabeza, como queriendo hacer pis a través de un pito ubicado en mi propia frente. Recién cuando todos empezaron a las carcajadas, me dí cuenta de que los pulpos... no frecuentan los baños.
jueves, 14 de enero de 2010
Al lado mío, Francis Mallman... ¡un poroto!
Un llamado a la solidaridad
martes, 5 de enero de 2010
Por ese palpitar...
Según dicen, cuando todavía era bajita y tenía dos años, me ponían un disco simple (de esos con el perrito de RCA Victor) con el tema "Rosa Rosa" y yo, clavando mis dientitos en el borde del combinado de madera, me quedaba extasiada escuchándolo e imaginando -quiero creer- que ese señor que estaba ahí adentro me lo cantaba exclusivamente a mí. (*)
Pasaron los años, vendieron el combinado -con las marquitas de los dientes- y yo seguí derritiéndome al escucharlo. Formé un grupo de amigas e íbamos religiosamente a escucharlo en todo recital que hacía. Bien adelante, para poder gritarle cosas como "¡YO TAMBIEN!" cuando deslizaba un "Te quiero..." en algún tema.
En una ocasión, una de las "nenas" con quien compartí el recital, comentó lo interesante que resultaba ver cómo mujeres que quizás durante el resto del año se visten prolijitas y se comportan muy educadamente, dan tienda suelta a sus fantasías -y a sus gritos- una noche, de vez en cuando, al presenciar su show. Algo similar a los empresarios, oficinistas, hombres de negocios, que durante la semana se esconden tras un escritorio, vestidos formalmente con traje y corbata, pero que los domingos se desatan en la cancha.
¡Y salíamos de felices! Afónicas pero felices.
Es raro pensar que nunca más.
Te voy a extrañar.
(*) N de R: Quizás muchos no lo sepan, pero en mi DNI, antes del Andrea, figura un "Rosa".
lunes, 4 de enero de 2010
Todos los días se aprende algo nuevo
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