lunes, 22 de diciembre de 2008
Más sorda que una tapia
Desde que terminaron las clases (o mejor dicho, los exámenes) ya no tengo dos hijos. Tengo tres, cuatro... según el día, pero siempre hay "uno de más" durmiendo en algún lado o en la mesa, esperando algo para comer. El otro día llegué algo tarde y ahí estaban, Matu y un amigo, despatarrados en medio del living, tocando la guitarra al mismo tiempo que miraban una película (¡¿Cómo hacen? ¿Cómo hacen?!). Zapatillas tiradas por cualquier lado, medias sucias ídem, vasos vacíos, botellas (de jugo...) ídem. No quedaba otra, ¡a pedir pizza!
Mientras trataba de que mi hogar volviera a ser un hogar, tocaron el portero eléctrico. Como preguntaron "¿Está Marta?" respondí "Equivocado", obviamente. Al rato volvieron a tocar. Ahí recordé que la pizzería de la vuelta de casa no se llamaba "Kamasutra" como suelo decirle habitualmente, sino "Kalamata"...
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Que suerte, no todas las madres tienen esa suerte de atraer a su casa a los amigos de sus hijos.Hay que aprovechar y gozar el momento porque todo pasa muy rápido y después uno extraña todo ese desorden.Así que felicitaciones,besos.Ma
ResponderEliminarQuedate traqui Rosi!! que te pensas que lo mío es fácil?? cuando llego a casa tengo 2 o 3 tiradas en el sillón viendo lost o películas y buscándole el fondo al tupper de las galletitas, o sinó tooodas frente a la pantalla de la compu donde se mezcla el "tururú" del msn junto con el reggaeton al mango y el griterío grupal, tengo hebillas, gomitas, remeras, shorts, auriculares de mp4, cargadores y todo accesorio que se te ocurra diseminado toda la habitación de ellas o en su defecto en el baño(por lo menos al living no llegan). Por suerte mi pizzería se llama "Los Cocos", por ahora le entiendo.
ResponderEliminarNOR