viernes, 9 de marzo de 2012
Aprendiendo nuevos términos
El otro día estaba sentada con mi socia en una confitería, prestándole atención a la charla que mantenían -en inglés- un profesor de idioma con una alumna, en la mesa contigua a la nuestra. En un momento, se pusieron a hablar de un término que desconocíamos: obsolescencia programada. Y siguiendo el hilo de la conversación, pudimos descubrir de qué se trataba.
Según Wikipedia: Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que -tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o por la empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio- éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.
Ahora ya sé qué nombre ponerle a la rabia que me da cuando la heladera, el lavarropas, el televisor o el DVD empiezan a fallar o simplemente mueren sin opción a resucitarlos. Y resultó ser lo que sospechaba: los fabricantes elaboran los electrodomésticos con un tope de horas de uso, para poder seguir vendiendo equipos nuevos y no fundir la empresa.
Extraño la vieja heladera Siam de mi abuela Clara (empresa que, dicho sea de paso, por lo que tengo entendido fundió por falta de ventas...)
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