miércoles, 30 de diciembre de 2009

Carlitos Express


Indefectiblemente, mi desayuno consta de una taza graaande de café con leche, con galletitas express. Y no hay mañana en que, sola o acompañada, no me dedique a hacer dibujitos en la mesa con las miguitas. Muchos de ellos fueron olvidables. Otros, como el de hoy, verdaderas creaciones. Por eso decidí inmortalizarlo y compartirlo con mis fieles seguidores.

Hoy salta a la fama... ¡Carlitos Express! ¿No es lindo?

domingo, 27 de diciembre de 2009

Sí, ya pasó


Y pasó también el 2009. Vayan desde acá un gran abrazo a todos los que siguieron con ganas este extraño espacio de escribir y comunicarnos y mis mejores deseos para este 2010 que ya se acerca.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Esto también pasará


A veces las cosas no son como nos gustaría que fueran. Hoy volvía del super, cargando bolsas y con la mirada perdida y la garganta anudada mientras pensaba que quiero pero no quiero que llegue el lunes, en que van a operar a "mí" Matías (nada grave, una hernia).

En eso estaba cuando levanté la vista y me sorprendió lo que vi: un negocio que buscaba levantarme el ánimo con su nombre: "Arriba!". Me reí sola. Yo creo en los mensajes de la vida.

Como el del anillo que aquel sabio le regaló al viejo rey, que escondía un papelito que decía "esto también pasará", para que leyera tanto en los buenos como en los malos momentos.

Y sí, esto también pasará...

lunes, 14 de diciembre de 2009

¡Qué noche, Bariloche!


La de hoy no fue una de esas noches placenteras y descansadas. En medio de la madrugada, sentí una suave caricia en mi hombro izquierdo. Pensé que era un mosquito, lo espanté y traté de seguir durmiendo, pero un extraño ruido de pasos sobre la sábana, hizo que decidiera encender el velador...

¡AAAAHHHHHHHHHHH!

Había una enorme cucaracha caminando sobre mis sábanas. Negra y antenosa (término que acabo de inventar y alude a las largas antenas de estos repugnantes insectos). No recuerdo cómo ni en qué momento pero ahí estaba yo, parada, al lado de la puerta. Supongo que para esa hora (serían las 5) en las habitaciones de los demás vecinos también estarían los veladores encendidos... es que yo no podía dejar de gritar. Por suerte la encontramos muy rápido, caminando por el piso (de mi lado, como no podía ser de otra manera) y, al son de mis gritos, comencé a practicar un viejo baile de zapateo americano sobre ella, que terminó aplastándola.

Y yo que me enorgullecía por haber tapado todos los pequeños orificios de la cocina para que no aparezcan nidos de cucarachas, ahora resulta que cualquiera de estos enormes y odiosos bichos pueden entrar lo más campantes por la ventana... Ahora estoy pensando seriamente en poner mosquiteros a todas las ventanas de casa. Pero lo peor de todo vino después. No podía volver a la cama. Cerraba los ojos y recordaba la imagen. Trataba de dormir y sentía cosquillas por todo el cuerpo. Finalmente terminamos durmiendo con la ventana cerrada y la luz encendida.

(Nota de redacción: la estúpida imagen que ilustra este post se debe a que fui incapaz de colocar la imagen de una cucaracha real)