miércoles, 2 de septiembre de 2009
De la vida diaria I
El colectivo estaba atiborrado de gente. Y al lado mío, una señora bajita que se quejaba por todo. En el primer asiento de a dos, mirando hacia nosotros, había una parejita de chicos orientales (nunca puedo distinguir el origen, tal vez chinos, quizás japoneses, acaso coreanos). En determinado momento subió una señora mayor. Fue entonces que la bajita quejona empezó a gritarles a estos chicos porque no le daban el asiento. El pobre muchachuelo se levantó, pero hete aquí que la señora no quería sentarse porque ya estaba por bajar. El asiento quedó vacío porque el chico no volvió a sentarse. La quejona seguía despotricando contra la juventud de hoy, la falta de respeto y la mar en coche. En determinado momento la miré y le dije "¿y por qué no aprovecha usted el asiento?". "Ah, no -respondió- yo al lado de una china no me siento". Digo yo, ¿la educación no debería empezar por casa?
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