miércoles, 30 de septiembre de 2009

viernes, 18 de septiembre de 2009

Cómo empezar bien el día


En mi caso, con una nota escrita por mi primogénita Flor, en marcador, sobre la fórmica del escritorio. Así, imposible empezar el día con mala cara.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Razón perdió “la razón”


No hay otra explicación posible para una nota que titulan “Penélope dice que no” para luego reproducir textualmente sus palabras (tal vez con una coma de más...) diciendo “No, estoy embarazada”.

En fin, bien lo dice el refrán, “A caballo regalado...”

martes, 8 de septiembre de 2009

De la vida diaria III


La escena transcurrió durante una cena en casa. Los presentes, mi primogénita Flor, mi media naranja Miguel y yo. Nosotras dos comíamos pastas y Miguel, luego de terminar su pollito de dieta, agarró una mandarina. He aquí el diálogo que se originó:

Flor (quejándose): Puaj... ¡No se puede comer fideos con olor a mandarina!
Andrea: Es que la mandarina es la fruta "delatora"
Miguel (corrigiéndome): Delatora no, ¡"de la Torá"!

De la vida diaria II


He aquí un diálogo que se pudo escuchar hoy a la mañana en casa, entre mi primogénita Flor y yo:

Flor: Má, no sacaste el papelito.
Andrea: ¿Qué papelito?
Flor: El papelito de la fecha.
Andrea: ¿Qué papelito de la fecha?
Flor: ¿Qué día es hoy, má?
Andrea (mirando el calendario de la cocina): Ay, no sé... no saqué el papelito...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

De la vida diaria I


El colectivo estaba atiborrado de gente. Y al lado mío, una señora bajita que se quejaba por todo. En el primer asiento de a dos, mirando hacia nosotros, había una parejita de chicos orientales (nunca puedo distinguir el origen, tal vez chinos, quizás japoneses, acaso coreanos). En determinado momento subió una señora mayor. Fue entonces que la bajita quejona empezó a gritarles a estos chicos porque no le daban el asiento. El pobre muchachuelo se levantó, pero hete aquí que la señora no quería sentarse porque ya estaba por bajar. El asiento quedó vacío porque el chico no volvió a sentarse. La quejona seguía despotricando contra la juventud de hoy, la falta de respeto y la mar en coche. En determinado momento la miré y le dije "¿y por qué no aprovecha usted el asiento?". "Ah, no -respondió- yo al lado de una china no me siento". Digo yo, ¿la educación no debería empezar por casa?